miércoles, abril 21, 2010

Lento el fuego (para Selu, con desgana)

Por los clavos del Cristo del Talego,
por el amor de Ford resucitado,
que aunque pretenda siempre lento el fuego
su guiso empieza a oler a chamuscado.
Y no encuentra la fórmula precisa
(¿será que con la noche muere el día?)
para aliviar con versos tanta prisa.
No quiero que parezca grosería
recomendarle un chute de jarabe
de hostias sin consagrar y de alma en pena
y sangre derramada en vino suave,
luego un pico de inspiración en vena
y reposo absoluto, que ya sabe
que es ley para aguardar la cuarentena.



jueves, abril 15, 2010

Llueve que llueve

La química posible, el desconsuelo
de las nubes en lágrima endocrina,
el líquido cuajando en la hornacina
furiosa del altar de tu desvelo.

La piel vacilante en el abrazo
de los cuerpos, dos voces que son una,
el deseo asesino de la hambruna,
fuegos fatuos prendiendo el espinazo.

Rompe una flor, se agitan las mareas,
asiste el cielo al trueque de jaleas,
somos medias mentiras de ocho a nueve.

Luego te has de vestir sin echar cuenta
del zapato ni la hora, Cenicienta.
Nieva afuera, adentro llueve que llueve.



jueves, abril 08, 2010

Primavera (gira, gira, gira)

Si gira el mundo es porque tú lo mueves
a ritmo de mil soles por tercero,
quién fuese de ese tictac relojero,
quién caño en la fuente de la que bebes,
quién pájaro chogüí cuando te atreves
a acariciar con plumas el tintero,
quién Sabio de tus besos prisionero
cuando eres la madrastra y Blancanieves.

Si gira el mundo es porque cada noche
inventas la mañana venidera,
quién fuese, ay, tu primera luz del día
y tu postrer tiniebla del derroche,
quién fiel vocero de esta letanía:
si gira, gira, gira... ¡es primavera!





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