martes, octubre 27, 2015

"En el cine" (Frank O'Hara)

Por el rabillo del ojo
suspira una lágrima de repugnancia,
es el punto de intersección un pie delante de mí,
yo lo llamo mi córnea, mi Musa.
Allá me lanzo— ¡a cualquier fatal floritura florida!  
¿flor? ¿flor?
¡si ese rostro está floreciendo, los dedos del pie son de hojalata!
Bueno, pero hay un rostro allá, un desfiladero de polvo y jadeos,
puedo verlo, tengo que acariciarlo.
Le doy una de mis caricias marinas dado que es inferior, irritable.
Y el agua clara de mi cabeza se vierte sobre ese rostro.


Flores. Flores.
Solo porque el día es tan largo y blanco como un camello
verás mi cabeza inclinarse hacia este masajista 
y cómo la sangre en mis pantalones cabalga hacia las estrellas
al par que reflexiono sobre el cuadro de plata.


Flores. Flores,
cada tarde a la una, ¿por qué no acarician el viento
que debido a la climatización alcanza mi butaca?
igual que las aguas bajo Times Square
se vierten a través de mis ojos sobre la gran pantalla.
Aquí estoy, pálido y dúctil como el santuario de un caballo.


¡Acomodadores! ¡acomodadores!
¿me buscan con sus ágiles linternas?
¿me envuelven como la corriente controlada de aire?
Parece haber un fantasma allá arriba,
cepillando sus alhajas y sus plumas.
Es un gran cirio emplumado que resplandece bajo la lluvia
de mi tenue mirada recuperadora,
la gran polla plumosa que me ensartó sobre la hierba.
Era un órgano que anunciaba un destino ya escrito.
Y mientras las plumas ondean en la corriente van deletreando *****
Pero no confío en mis ojos, no es más que un hábito fantasmático.
Compré una entrada para poder estar solo. Con las plumas.
Con los acomodadores.
Con mi propia polla,
y con mi muerte escrita en la neblina
fuera de este teatro donde recibo mi correspondencia.
¿Agallas? Las mías están llenas de agua, como el Río Jordán.


La presión de mi hastío es inspiradora y fresca,
puedo sentir sus manos familiares en mis nalgas.
Y dependemos de la pantalla para el acompañamiento,
sus espejos
su música
porque me he despojado de todo salvo una hoja
y ahora una mano oscura la levanta de mis muslos
(por el rabillo del ojo
suspira una lágrima de repugnancia).
No, nunca he estado en un campo de algodón de Carolina del Sur.
Mi cabeza se siente perdida entre tus labios púrpura.
Tus dientes relucen como la Aurora Boreal. 


Los cerezos se sumergen en mis venas
y ni un solo leñador se ahoga en mi pecho gigante.
Este desconocido me colecciona como una historia de mar
y ahora formo parte de su jerga marina.
Las olas rompen en el teatro
y la llama se abre paso a través de los tormentosos estrechos de mis labios. 


En mis manos una nube negra de suaves vientos
impulsa el avance del error de mi sangre y mi cuerpo,
como un poema escrito con la cara pintada de negro,
su flor se abre y presiono mi cara contra el espejo con forma de dalia
cuyos labios presionan los míos con la majestuosidad de un torrente,
¡está desbordándose la grieta de mi rostro rocoso
que arde con la angustia de una bestia de escayola!
Dicen que tengo los ojos de una jirafa
y los labios de una oropéndola,
es mi reputación de película
así que tú has encontrado ahora mi espontaneidad germinal
y eres tú mi viaje a África.


Amo tus tormentas desnudas.
Te contemplo con la profunda consideración de un guionista.
El caballo sereno de tu olvido es un cráter
en el que lavo el orgullo de mi raza,
mientras salpicamos afuera la tarde
en el cine
y en las montañas.


Reflexiona un instante sobre la carne en la que estás atrapado:
Yo soy la blanca garza de tu oscuridad,
soy el fantasma de un jefe tribal muerto en combate
y llevo con orgullo la nariz rota de tus victorias. 


Sufre mi córnea al adoptar un azul verbal,
porque eres el príncipe enfermo de mis innovaciones cereza,
y mi seriedad.
Te traigo espejos
y beso el alféizar de tu fuente de porcelana,
soñándome en medio de las plumas de flamenco de tu pene.


¡Atrapado por las llamas!
¡atrapado por los vientos!
¡mar de mi sexo y tu dominación roja!
(roja por mi corazón y por el viento de mis islas)
que envuelve a este insecto, a mí mismo,
y saluda a tus entrañas
en tanto aumentan los tenebrosos caballos 
y yo palidezco con aspiraciones de mariposa.


¿Sientes los pelos que colman mi boca como penachos,
igual que colma el musgo la piedra con nostalgia que no hay manos capaces de apartar?
¿sientes tu espada incrustada en la roca legendaria?
el reposo de los ríos,
el origen de los guerreros,
guerreros de las estrellas que son mis suspiros
y mis suspiros son negros
porque mi sangre es negra con tu amor,
el amor que la jungla siente por sus estanques secretos.


Seguimos el camino de plata trazado entre las rocas
y con mi cabeza sobre tu pecho de chocolate 
la pantalla es de nuevo un horizonte de sangre.
Las cortinas aletean a nuestro alrededor como cemento.
En tus ahogantes caricias habito el mar.
Estoy recubierto del oro fino de tu sudor
y tu pelo huele a yerbas
desde las que no deseo mirar.


Si de esta proyección nace  el amor en la dorada colmena como un cisne, 
yo te amo.
Iluminar el atardecer que es tuyo,
te suplico;
y la neblina de mi muerte ya habrá sido arrastrada por el viento,
pues mis fantasmas yacen tendidos en tu dentadura reluciente. 



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