El muerto que me espía en el espejo,
aborto de algún vientre venenoso,
en la fiesta de la luz halló poso
perpetuo tras de un perpetuo reflejo.
Me frunce sin pudor el entrecejo
mitad lobo de mar y mitad oso,
se parece al fulano quejumbroso
que mora el ego sum tras mi pellejo.
Recuerda lo que yo, lo que yo olvida
a esa hora en que es tan tarde todavía
para hurtar impostura al protocolo.
Yo mismo es del revés, chamán y druida.
Balas del cristal de la poesía
lanza la orquesta y él baila solo.
3 comentarios:
Cierto que hay pocos sonetistas, aunque voy conociendo algunos...
Enhorabuena por tus versos.
Me gusta, me gusta..........es ya la tercera vez que lo leo y sigo encontrando detalles que me gustan¡¡¡
Un saludo¡¡
Mikel Aingeru
pd: recomiendo leer(se lee en 1h o así) PILDORAS AZULES, F. Peeters
Gracias Mikel. Buscaré el texto que recomiendas. Saludos!!
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