traspuesto no ser a veces yo mismo,
curiosa paradoja de intrusismo
cual lanza en el ojo de Polifemo.
No soy completamente positivo
al juzgar el estado de las cosas,
traza en ristre alimento peligrosas
coartadas que me observan muerto y vivo.
Un espectro pueril pero discreto
se pega a mí, se me hace in-separable
como una densa niebla ¿y numerable?
Si en esta isla hay un tesoro secreto
y el qubit no es un truco más de Spielberg
por todo el ron que habré de ser John Silver.
6 comentarios:
...y yo pensando que eras una matriz de densidad reducida... eso sí, el tesoro lo coheredamos como sea
Extraordinario juego cuántico-sentimental¡¡¡ La verdad me sorprende y No sé cómo lo haces, ¿quizás poniéndole "pasión" a ambas?.
Sigo aprendiendo con tu blog.
Adelante¡¡¡¡
Mikel Aingeru
Verás: hace 30 años mis aventuras favoritas, como las de muchos niños, eran las de Stevenson, especialmente La Isla del Tesoro. Hace 20 las mejores aventuras me las regalaba Spielberg y hoy, aún imbuido por la sombra del capitán Flint o el lejano planeta de ET, encuentro en los sistemas abiertos el germen de otra apasionante aventura. Así que me pongo el parche en el ojo y la pata de palo y, de la mano de Jim/Talegas (pero sin traiciones), nos preparamos para conquistar la isla y repartirnos el botín.
a partir de ahora, cuando me pregunten a qué me dedico les contestaré con este párrafo...
¡Pero más vale que cambies las cifras de la retrospectiva!
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