Mi dulce lady cash, faro del mundo
breve que entiendo, luz de una sonrisa
que haría enrojecer a Mona Lisa,
admito de los dos ser el segundo
o de los cien, si es preciso, el ciento uno.
Sólo mírame y escríbeme en los ojos
con los tuyos mentiras y sonrojos,
firme el trazo en trance inoportuno.
Se yerguen necesarios los poemas
que tallo a tus furtivas primaveras
desde su caja al mar de mis reclamos.
Al pilón con pruebas y teoremas,
abonos y otras trampas financieras:
una palabra tuya y nos fugamos.
9 comentarios:
Ahora que lo miro con otro punto de vista, entiendo tantas cosas...
Claro que era más emocionante, el último verso antes. (Ya me imaginaba la fuga.)
Ese es exactamente el problema, que yo también me imagino la fuga. Quizá algún día, dentro de poco, escriba los poemas desde Jamaica o Bahamas los miércoles al sol. ¿Quién sabe? Sólo una palabra suya y...
¡Ven! (sigue la línea).
Eso (lamentablemente) no me lo dices a la cara
Te lo diría
sin saber decírtelo,
al verte,
sin poder siquiera escribírtelo.
Te lo diría en silencio,
cada mañana,
al sonrojarme sin que lo vieras,
y sin poder siquiera pensar en tí
por miedo a que lo supieras.
Yo empiezo por M. sigo por Jodida y busco Capullo, si la Mona Lisa se enrojece le damos la vuelta al cuadro.
Yo voy a hacer de tu caja un mar, yo soy tú Lady Cash.
uff, no entiendo casi nada realmente, y solo me quedan especulaciones que detengo a tiempo,
pensando que siempre habrá un café de por medio en el futuro, para las preguntas y las risas.
un saludo
Mikel Aingeru
Una aclaración pertinente: Lady Cash (que aunque no lo parezca tiene nombre propio que responde a las iniciales que dan título al poema y aptitudes contempladas en el mismo) solamente hay una y ni escribe poemas ni busca Capullo. Y es sólo de ella de quien un "ven" me haría ir (luego vendría la fuga y bla, bla, bla...)
¡Ven! (sigue la línea).
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