un diamante ingeniosamente
corra, que necesaria es su corriente
sabiendo que halla ya paso más llano.
Oro bruñido al sol relumbra en vano
no a mi ambición contrario tan luciente
dará flores, y vos gloriosamente
de rayos negros, serafín humano,
gracias os quiero dar sin cumplimiento.
Fiebre, pues, tantas veces repetida
la beldad desta Octava Maravilla
ciñendo el tronco, honrando el instrumento,
qué prudencia del polvo prevenida
que en mi rincón me espera una morcilla.
2 comentarios:
Todos los versos son de Góngora. La relación es la siguiente: el verso 1 se corresponde con el verso 1 de su soneto 91; el 2 con el 3 de su soneto 95; el 3 con el 6 del 106; el 4 con el 6 del 109; el 5 con el 2 del 149; el 6 con el 12 del 161; el 7 con el 6 del 28; el 8 con el 8 del 10; el 9 con el 1 del 110; el 10 con el 12 del 40; el 11 con el 13 del 6; el 12 con el 14 del soneto XXXVIII de los que se le atribuyen; el 13 con el 7 del 162; y el 14 con el 14 del 113. La numeración de los sonetos de Góngora responde a un orden estrictamente cronológico según la edición de Biruté Ciplijauskaité,
"Los números son los mejores equilibristas del mundo:
se suben unos encima de otros y no se caen".
¡Qué bonito es mezclar números y letras, unos versos con otros si el resultado es brillante!
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