Nací en Tauro esquina con Ganimedes
al norte de la eclíptica de Marte,
en una luna reservada al arte
telúrico que enluta las paredes.
Nací de una tormenta de centellas
y de un chaparrón de meteoritos,
cuenta el anciano Orión que oyó los gritos
a un siglo luz y que temió por ellas.
Nací el año astral en que la tormenta
perfecta se vistió de imperfecciones
para la ocasión, soltera y elegante,
un día plomizo entre estaciones
en el amanecer de los setenta.
Nací al amparo de una estrella errante.
3 comentarios:
¡Qué fortuna que la tormenta de centellas se cruzase con la lluvia de meteoritos! y claro...sólo podía dar a luz un fenómeno.
Me quedo colgada en tu cielo, Selu ;)
Kisses by Misly
Misly que suerte tienes, jodia!
Jolines, ya he encontrado otro motivo para no dejar de fumar: ¡poder cantar igual que él!
PS. Pero Mendo, ¿qué las das?
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