Dejándome halagar por el ornato
de duelos vencidos al pesimismo
y bondades sisadas al cinismo,
al currículo voy dándole formato.
Adjuntando por méritos virtudes
del alma, imaginación y cultura,
alquimia de salón −burda impostura−,
no ceso de firmar solicitudes.
Vistiendo con luz tenue el summa vita
de wolframios fundidos por la duda,
más a Astérix nadando en la marmita
parezco que a mí mismo, canta muda
la canción del ditirambo sodomita,
arribista, saco de piel huesuda.
Dejando atrás fracasos y derrotas,
platos rotos y alguna negra mácula
de demonio de la guarda, de Drácula
urbano, de dios, de gato con botas,
obviando el catecismo de la calle
que alienta a aprender de los errores,
borrando el mal final del bien de amores
con savoir faire de la escuela Louis Malle,
quemando indigestiones de veneno
como verrugas de rabo de nube
y mis burlas de diablo al nazareno,
eligieron por consenso mi ceúve
para un porno casero en esloveno
que hoy ulula por los nervios de YouTube.
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