miércoles, enero 16, 2008

Una boda y un funeral

Sí (dijo ella) quiero, sí quiero (él dijo)
sí quiero (confirmaron) y hasta Eros
corriendo fue a llamar a los bomberos
cuando a lo bonzo ardía el crucifijo.

Los separó la muerte, no hubo quite,
la muerte del amor de los amantes
como ha ocurrido siempre, sólo que antes
Dios unía a la pareja con Loctite.

¿Que se apagó la llama? ¡Qué cojones!
¿Que no es por ti, es por mí? ¡Palabrería!
¿Qué importan -cuando importan- las razones?

Al juzgado fueron desde la iglesia
bailando el vals, eterna flor de un día,
a romperse el alma sin anestesia.

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