miércoles, agosto 01, 2007

El plan η

El Mercurio reblandece
los cerebros de la Tierra.
Mercurio es, ergo, al calor
lo que Venus al amor
y lo que Marte a la guerra.

A Saturno, por mediar,
no le pesan los anillos
de la mano.
Júpiter uno robó
para entregárselo a Urano.

El compromiso entre ambos,
ya saben, dos hacen uno,
se celebró en alta mar
y lo ofició el gran Neptuno.

Pero este polvo estelar
que nos envuelve en un halo
acabó por confirmar
que uno era en esencia malo
y el otro un Plutón verbenero.

De inmediato se desprende
una sabia moraleja:
norte, sur, oeste o este,
no importa de donde venga,
si van a elegir pareja
fíjense bien que no tenga
un cuerpo azul marinado
más bien tirando a celeste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya homenaje a nuestro sistema solar.

A veces es difícil diferenciar los colores, por lo que es fácil equivocarse al elegir el cuerpo del tono adecuado.

redes