Tendencias

La moda dicta las leyes del culto
al cuerpo, el miedo al vuelo, el botellón,
las camisetas hard rock, la canción
protesta, el vano agravio, el vil insulto.

Lo fashion reivindica su lugar
en un mundo glamuroso por defecto:
si no es chic te lo metes por el recto,
mamá quiero ser una TV star.

Paciencia, compañeros, más que Job
para hacer frente a tanto gilipollas
y no demonizar a tanto esnob.

A lo kitsch, a lo naïf, al back del retro
resistencia, al boom metrosexual
candela, leña al bluff que ocupa el cetro.

Lo cool es hoy ser progre y libertino
chapado a la moderna, defensor
de causas sobreseídas, autor
de emociones de censura, rabino.

No cabe tanto freaky en la cazuela
ya llena de internautas compulsivos,
yuppies, pasotas, colgados y chivos
expiatorios de reality y novela.

Las vanguardias colonizan la esfera
de acción del más débil, del más valiente,
del que menos pinta, del más hortera.

Flor de un día subirse a este escenario
infame donde todo lo arreglamos
a puñetazos con el diccionario.